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Leyendas urbanas sobre la separación de José Bono Ana Rodríguez

El comunicado de prensa a través del cual el presidente del Congreso, José Bono, anunciaba públicamente su separación después de veintinueve años de matrimonio no ha servido para mucho. Mejor dicho, ha servido para que tanto en los ambientes políticos como sociales las versiones de unos y otros sobre esta ruptura sean temas prioritarios de conversación. Ese breve y aséptico comunicado ha dejado el camino abierto a las especulaciones de todo tipo acerca de este divorcio tan poco convencional, ya que hasta ahora los mandatarios mantenían su intimidad bajo llave.

Las versiones dejan de serlo y se convierten en leyendas y la bola de nieve puede llegar a convertirse en alud. Al presidente del Congreso le han adjudicado varias parejas de todo tipo y condición. Algunas de ellas hilarantes. Muchos de los allegados de la pareja aseguran que él es el culpable de la ruptura, “porque no atendía a su mujer como debía”.

Ella, cansada de ejercer de amiga invisible, rompió el trato. Así lo explican los defensores de Ana Rodríguez que, por supuesto, niegan que ésta mantenga una relación con un joyero cordobés, o un empresario relacionado con la construcción, o un joven político. Por ahora estos son los tres supuestos candidatos a la mano de doña Ana. Un listado que aumenta según larguen unos u otros.

Los del otro lado, los seguidores de “pepebono”, que así le llaman sus amigos, aseguran que no hay que buscar culpables y achacan la ruptura al deterioro de una relación de muchos años que ha tocado techo. Pero la mayor parte de las voces que se pronuncian lo hacen para mentar a terceras personas, por parte de uno o de otro.

Quizá la versión más peligrosa sea la que dan los enemigos del político, que incluso llegan a dudar que este divorcio sea real y no una especie de plan B, por si en un futuro hay que aclarar y ajustar las cuentas, tras el lío mediático que se ha formado en torno a su patrimonio.

Paloma Barrientos -

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