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Colgada de Ravachol pulsera del entroido, con el loro pontevedrés

Colgada de Ravachol

La Voz ofrece a sus lectores la pulsera del entroido, con el loro pontevedrés como primer abalorio
Su irreverencia le convirtió en protagonista en la Pontevedra de principios del siglo XX. El carnaval lo resucitó en 1985 para convertirlo en el principal símbolo de la fiesta en la ciudad del Lérez. Y ahora, el loro Ravachol es también el primero de los personajes que los lectores de La Voz podrán lucir en la pulsera del entroido que el periódico ofrecerá a partir de este próximo domingo.


Ravachol es uno de los nueve abalorios que complementarán esta pulsera de cristal facetado, junto a la botica de su dueño, Perfecto Feijoo, la Madama y el Galán de Cobres (Vilaboa), el Galo Fodorico de Poio, el Paxaro do Mal Agoiro, la sardina, el antifaz y la cacheira. Después del domingo 27, en que se entregará la pulsera y el símbolo del loro al precio de un euro más el cupón que aparecerá en el periódico, los lectores podrán ir haciéndose de la misma forma con el juego completo ya de lunes a viernes, hasta el 9 de marzo. Por su parte, los suscriptores podrán adquirir la pulsera y todas las figuras llamando al teléfono 900154218.

La propia historia del Ravachol real (que tomaba su nombre de un anarquista) está indiscutiblemente ligada a la fiesta del carnaval. No en vano, el multitudinario entierro del mordaz loro de don Perfecto Feijoo, protagonista de las tertulias de la botica y de multitud de anécdotas que corrían por los mentideros de la ciudad -desde los insultos a la escritora Emilia Pardo Bazán a los problemas que ocasionaba en el tráfico de carruajes con sus «arres» y «xos»-, se celebró un miércoles de ceniza, el 5 de febrero de 1913.

Esa coincidencia inspiró a José Víctor González, más conocido como Pepe Shiva, a la hora de buscar el símbolo del entroido cuando la fiesta volvió a la calle en Pontevedra en los años ochenta. Y desde 1985, en que empezó a recrearse el entierro, el Ravachol moderno ha aprovechado el carnaval para disfrazarse haciendo crítica a la actualidad local y gallega, aunque bien es cierto que en los últimos años parece haber perdido esa irreverencia que tan famoso le hizo en vida.


Autor:
m. conde

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